Las expresiones artísticas actuales estructuran los desasosiegos, transgreden fronteras y recogen lo que carece de forma y medición, lo que no tiene norma, lo aberrante y lo angustioso. Tal vez con el objeto de remover la indiferencia o hacer más vehemente y profundo el existir, las artes manifiestan lo excesivo e intenso, excediendo el carácter de bello.
El hecho de que el arte contemporáneo trabaje en base a una ruptura de las convenciones estéticas oficiales equivale a crear tensionando los cuestionamientos críticos y denuncias a los preceptos básicos del arte, tales como la representación. No obstante, desde las estéticas del extremo cabe la pregunta sobre si la representación de un dolor extremo –los efectos devastadores de un genocidio o masacre– es factible o ésta conspiraría contra el acontecimiento. El surgimiento de entes que promueven la denuncia respecto de lo que se considera “injusto” o “cruel” hace suponer que sólo se la traicionaría en la medida en que haya algún resquicio para transformar la angustia, el sufrimiento y la impotencia silenciosa en una especie de “conciencia reformadora”.
"La deformidad corporal como objeto del deseo", Wilhelm Fröhner.